jueves, 9 de junio de 2011

Tres poemas de Sergio Mondragón



Reanudo, tras más de un mes de ausencia, las actividades de esta bitácora. Durante estas semanas ha acontecido la espera, la angustia, el regreso a la tierra, la decepción y la poesía. Ahora antologo a este autor mexicano, nacido en 1935, del libro Aprendiz de brujo (México, SEP, 1986), con una poesía interesada en las experiencias espirituales, la relación con la patria, la música y el amor.


El alma secreta de las cosas
en el cuerpo de la carne:
el principio del alma.
en la escoba con que barro en la forma
de mi mano:
la puerta hacia el paraíso.
en la sombra de la araucaria
sobre el muro
en los brotes verdes y negros
de la jacaranda en primavera
en el sonido en la campana y en el ruido
de esas alas:
la clave de tus tristezas
la respuesta buscada la palabra
perdida.
en la nube que tapa el sol
mientras dialogas
en el sonido del timbre
un segundo antes de descargar el golpe
en el canto de los pájaros
mientras abrazas a tus hijas:
la respuesta fugaz del universo.
en el aburrimiento en la desolación en la melancolía
en la mitad del túnel
la escuela tenaz
el sufrimiento justo y real
el pago exacto de tus deudas.
por eso:
hay una alma en cada cosa hay
un lenguaje secreto que debemos aprender hay
un sujeto y su sombra en el espejo del agua hay
una llave de oro en las palabras hay
una clave rellana de tierra en los cuerpos hay
un campo magnético que comunica tus rodillas
y mis manos
que comunica todo lo viviente y hasta el polvo
con tus alados pensamientos.
por eso:
abre los ojos y destapa las orejas
no seas el fariseo sin orejas ni ojos
no sea yo la negación de todo este paisaje
bien dibujado en el trasfondo de lo real
de lo que llamas vida
no sea yo el que cierre los oídos y la voz
a tantos ojos vivos a tanto sagrado ruido
a todo ese esfuerzo de la vida por mostrarnos
sus pechos y su alma




Kind of blue
trompeta triste trompeta alegre
trompeta que sube la escalera   llegas hasta mi estancia
hasta la nostalgia de mi máquina de escribir
trompeta de miles davis que narras viejas historias de tu raza negra
historia de esperanza atada por mis dedos
estos dedos que son los dedos de mi padre
los dedos de mis hermanos, de mis enemigos
los dedos de las mujeres que rezaron y cogieron conmigo toda la noche
los dedos de mi vieja tarántula que mastica debajo de la higuera


trompeta escanciada como vino de niñas asoleadas
piadosas viñas de ashram junto al río
trompeta de davis que tomas la forma de mi falo
   para ensuciar con flores blancas tu secreto
tu piel de seda   tu piano de oscuro cedro
tu piano de copas volcadas sobre el tablero de ajedrez
tu piano   ah tu piano   tu trompeta de davis


trompeta, así vas a sonar a la hora de mi muerte
a la hora en que descienda a la tierra del brazo de mis hermanos
todos ataviados de blanco
todos con los brazos cruzados cerrando el círculo de plata
como nos enseñara el viejo Gurú aquella mañana de alcatraces


trompeta, ya te fuiste
ya cayó sobre los discos el frenesí de un Godot
la obsesión de una Howard Frankl, la cal de Octavio Paz
   espiando las poses de los dioses
la carrera tras la llave que mis dedos bucean
el magn´ìfico calypso que una mujer nos desgrana desde su ventana
como mazorcas mexicanas inscritas en los hábiles dedos de mi mano derecha


miles davis, trompeta
te subiste el cuello de tu trinchera amarilla
aquella madrugada
a la salida del club en San Francisco




Con esta fecha quedo separado (y unido)
corno emplumado
letanía de siete años, uno por cada
día de la semana, uno por cada
nota de la escala, por cada uno de los colores
después de la lluvia, siete planetas,
siete perfumes, siete palpitantes corazones
pendientes del collar de coatlicue,
siete glándulas que tiritan de impaciencia,
siete años de tu (mi) vida, corno emplumado,
siete años y tres niñitos, una esposa, un jardín
de muros calientes y bugambilias, de ceremonias
entre los prados;
ahora comienza otra aventura, cabroncito,
hijo mío, papi mío,, llegó la hora
de tomar la mochila y partir, dios
te bendiga, dios nos agarre
confesados, corno emplumado,
gracias por las palizas, por los amores,
por tanto jazz,
gracias por llenarme de amigos
las espaldas, por colmar de cartas
mis gavetas, de poemas mis mañanas,
corno emplumado, joven navío blanco
que zarpa en la clara mañana, corno
emplumado, me voy en el avión
del mediodía, no olvides
saludar con cortesía, corno emplumado,
sé dócil y no hagas esfuerzo alguno, corno
emplumado, déjate llevar por el viento de abril
en cualquier época del año,
corno emplumado,
nunca te olvidaré, corno emplumado, pero ahora mismo
le tuerzo el cuello a tu recuerdo,
corno emplumado,
ya nos exprimimos suficiente, ya nos amamos
bastante, corno emplumado,
adiós.

Imagen: Foto al dibujo de Felipe Ehrenberg para la misma edición citada de los poemas.

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