jueves, 27 de agosto de 2009

Poema de Jaime Reyes

Lirismo salvaje del ebrio, impuro erotismo del abandonado a los recuerdos salobres de sus sábanas; a ello subyacen la decepción del luchador social que avizora su propio fracaso como el inicio de una debacle colectiva, así como la impronta litúrgica de quien transó la fe y la convicción por asirse febrilmente al amor y la poesía.

Subrayando la sonoridad conversacional y la oscuridad de algunas de sus metáforas, Semiofagia se complace en presentar una vez más en nuestros estudios la voz de Jaime Reyes, poeta mexicano de quien hemos comentado anteriormente (ver).

Poema tomado de Isla de raíz amarga, insomne raíz, México, Era (Alacena) 1976.

Seguiremos informando...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) IX



Crepitan en cascajo hacia el rincón de los lisiados tus pisadas
y de aquel suelo de fotos en pedazos
conatos de siluetas recoges a costales,
silencios sin más ángel que un avispero enfurecido
como escuadrón aéreo que vuelve de la guerra sin testículos ni fe:
peces beta quietos un instante antes del combate,
alentados por sabrá Dios qué angelete apostador a la batalla
a cada paso de tu rengo hablar a solas,
sincopado proemio de una palabra erecta en pleamares
o sólo undívagas ideas que quisieran cantar un poco
¿Te das cuenta?
Cabalguen monolitos, al ejército enemigo
Tanta gesta rotulada con porqués en frascos clínicos,
con dignidad de gramófonos enmohecidos
a mitad de un orquideario;
es por eso que la mirada, esta noche -sed o luz—
atrae fantasmas indefensos,
ante tu pensamiento hincado así empavorecidos,
por eso en devoción cosen sus labios y sus párpados
y se atragantan cuentos muertos al nacer
sobre un amante que huye al ajedrez de su tristeza


Cito:
Y cuando llegues al vivac deshabitado
hallarás un te perdono en grafías de humo,
con la letra inconfundible del cruzado
que acariciabas sin quitarte la armadura
para irisarle cortejos de sombras
en una celosía de zozobrantes llamas
a tu rostro y su desinterés de ánima”.

RSR (D.R.)




martes, 25 de agosto de 2009

Sonido-do-do-do El Ogrio


Que a la letra del maestro dice:

Oh no, you gotta go
Who do you write for?
I wanna know
I believe you is the
Government's whore
And keeping peoples
Dumb is where you're
Coming from



Dedicado al buen Culitalqueado, quien mamó del presupuesto desde niño y ha abogado por la estabilidad, la no fuga de capitales, contra el chupacabras, por el gatopardismo, y a quien le pregunto: ahora que todo ha demostrado ser una farsa, ¿la razón será el agua? ¿Por las buenas costumbres? ¿Por conservar prebendas? ¿Por vacunitas? ¿"Pour eviter le purgatoire" como dice Moustaki? ¿Por que no nos gobierne un naco?

Bueno, siempre tiene una respuesta a la mano, que para eso lo mandaron al catecismo neoliberal que trae prestigio y prosperidad (aunque sólo para quienes estudian en él) a un alto precio (para todos los demás).

A ver, Culitalqueado, de qué te servirán tus estudios cuando esto estalle (ah, claro, te irás a New York, al depto de tu padre).

jueves, 20 de agosto de 2009

Epitafio y Epifanía son novios


A petición de nuestro amigo y radioescucha el Bipolar, nos dejamos de pavadas y fumemos algo digno de Liga Premier.

Se la dedica a los poetas que lo han sacudido (se reserva los nombres y se bota de la risa).

Yo, a una mujer que no volvió de la anestesia (aunque me dejó recado con una polilla).
(Ya entendí al Bipolar).

miércoles, 19 de agosto de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) VIII


La palabra en el peñasco liminar
no se atreve a saltar, a ser incendio
ni a arredrase y ser un ascua.

¿Ese acavernado tarareo?
Quarks mirándose pasar bovinamente.

En la punta de la lengua
arrebátala
tomen mis hordas sus plazas

Pero apenas dices nada
en los labios de quien te huye, la palabra,
ese nombre que encabeza tu listado de oquedades
el vocablo ápodo nada

RSR (D.R.)

martes, 18 de agosto de 2009

Copla de martes




El perro azul que soy
baila la salsa
pregona el son
sueña con Ono,
con Mato
y Peya,
baila con ella
mas con él no
más con ella harto
pues ella me alza
hasta el esternón





domingo, 16 de agosto de 2009

Apuntes del Ogrio (con Mermelada)




A los catorce, cuando confesaba mi aversión a ser padre, porque este mundo era una barca (según Calderón de la Mierda), salía el Tarado omnipresente a decirme "espérate a cumplir 30".
Tengo casi 37, el mundo es peor aún y más que nunca soy feliz por cumplir mi palabra y no haberle hecho a nadie la canallada de engendrarlo. El Tarado omnipresente sigue diciéndole a un adolescente lúcido que perderá la lucidez y se hará sus ancestros.

Divinas (no por ello menos heréticas) aversiones.
Pd.I. ¿Lo de Onán era más coito interrumpido y collar de perlas que mera masturbación?
Video: The Marmalade - Reflections Of My Life

lunes, 10 de agosto de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) VII

Esa paloma extraviada de tus ojos
heraldo de quién a tierras sobrevivientes;
mirada del cetrero el día furioso cuando defenestra
a sus parvadas todas, besos, lumbre sumisa,
a la lluvia deudora alzaran el vuelo
sus primeros aleteos en la vasta cárcel de la inercia

Cada segundo
un circunciso
de oasis
desierto

Y a una jaula
de pulgares se confina
ese minuto
hecho pabilo, el sol
toda pregunta
cuando se extingue
que falta siempre
pueblo de instantes
cuando se extinguen

Tic labial de usurero que murmura
a dos tenazas
juegos de sombras
que confeccionan
ruletas rusas
y ojos de buitre en tu riñón absortos

Ceden los relojes, su ojo a carne viva
se irriga de jirones
El sueño invade tu aquí y tu ahora
te falta el grito que esfume el vértigo
y tus rodillas calen el suelo
cuando tu voz
se quede sorda

RSR (D.R.)

Obligado, dadas las circunstancias.




Hace unas horas Vaqueros Laguna nos ganó merecidamente y pasa a la final del norte, en la cual le deseamos la mejor suerte.
Como aficionado, agradezco a mi equipo, los Diablos Rojos del México, por una temporada más de esfuerzo, orgullo y trabajo por la excelencia. Se gana y se pierde. Hoy estamos de este lado.
Abur.

sábado, 8 de agosto de 2009

De feos y exiliados II. De cómo escucha a los diamantes un médico español.


Mi personaje es un médico que escucha béisbol por la tarde.
Llegó al Puerto de Veracruz en 1939, procedente de un puerto francés, a bordo del buque Sinaia, junto con otros más de 1600 refugiados españoles.
Al llegar era un expatriado bisoño sin más que sueños rotos. Al irse, dejó una familia y un amor por dos patrias: la perdida y la ganada, ambas propias.
La anécdota de la llegada a puerto, ni qué decir de la guerra civil, son historias apasionantes, dignas de mayor esmero y espacio: dígase lo mismo de todos las intrahistorias de los desterrados por las guerras en toda era.
Mi comentario es más modesto: habla de él, un español de veintialgo, jodiéndose la vista en el microscopio auscultando tejidos, quien escucha la radio mientras tanto: hábil, leal amante que sabe cuándo dejarte solo sin dejarte solo; de las noticas a la música, de los comerciales a las notas de último minuto.
(La radio: justamente, ahora escucho http://www.idearock101.com/rock101.html, estación que en los ochenta era nosotros los chilangos amantes del rock. Ni en los terremotos te abandona, la radio...)
Pero no es sobre mí, lo lamento: es sobre un joven médico sin patria asible más que el trabajo, para quien su amante, la radio, descuidó una tarde de horas extra a los nuevos valores de la música para iniciar un partido de béisbol en séntida crónica, como conflagro diría alguien y se le hiciera curioso a nuestro héroe. ¿Mohínes de amantes pensaría? Lo ignoro, tampoco tengo el año preciso en que al valenciano le embelesaron frases como "gracias al error del guardabosques central, la potencial de la victoria se colocó en la antesala" o la mineral "el diamante está caliente": lo cierto es que pronto la narración de las acciones deportivas en el viejo Parque Delta, junto al Río Piedad, dejó de ser la interrupción de lo apacible, para convertirse en lo deseado y el misterio. Y todo médico y todo poeta saben que sin misterio no hay ná.
Dejo de lado un par de libros sobre béisbol en México, que habrían sido útiles para darme una pátina de conocedor que no me queda; además, ¿pá qué si basta con esbozar la mirada extática, apartada del microcosmos por unos segundos, del patólogo que percibía poesía, épica y novela negra en muchos de esos encuentros, en lo cual había que tomar en cuenta lo mismo la materia en sí tanto como el estilo de quien comunicaba al público la emoción de un juego de pelota?
Años después de enviciarse en privado por esa narrativa de una voz en vivo, nuestro médico --ya un hombre establecido y respetable en el país ajeno al que hizo propio-- visitó por primera vez el parque del Seguro Social para ver un clásico. Experiencia desconcertante contrastrar lo que imaginaba contra lo que el juego le ofrecía. No decepción, el juego terminó por gustarle, pero armonizar lo que su audición había construido y lo que su mirada cotejaba le proveyó el asombro, sospecho que tanto o más como una novísima metástasis.
Eso también lo escuché este año en un juego de béisbol, me lo contó mi amiga Ceci, nieta del hombre al que mi personaje remeda. De paso, me hace pensar en Alfonso Lanzagorta, joven y colorido cronista de pelota caliente, prematuramente retirado de la crónica deportiva, tradición de la que es parte y que ha hecho feliz a varias generaciones, por lo cual no puede ser sino un noble mester (aunque sólo cuando está bien hecho).
Tomé la foto del partido, luego de amago de bronca masiva tras un pelotazo intencional que, por fortuna, no encontro cráneo antes de impactar en panel detrás de home.
Hoy ganaron los Diablos. 3-3 la serie, mañana (quesoy, según reloj) estaremos ahí para apoyar con todo nuestra a nuestro equipo en el rey de los deportes.

jueves, 6 de agosto de 2009

De feos y exiliados I: conjuro para la victoria del Diablo en el desierto

A unas horas de comenzar en Torreón el quinto partido de la serie de playoff entre Diablos Rojos del México y Vaqueros Laguna, temo que, el domingo pasado, pasado por horas sin sueño y fanfarrias, haya sido la última oportunidad de ver béisbol en la Ciudad de México por este año, y yo que me la perdí por haberme lanzado al río. Por ello insuflo a cada párrafo el ánimo escarlata para contribuir modestamente a la victoria, ponerse con ella 2-3 y forzar así a un juego más, al menos, el sábado en el Foro Sol.
Sé que no basta con deseos en los momentos decisivos; por ello, caliento el brazo relatando un par de historias que viví o escuché (lo cual entrá en haberlo vivido) esta temporada en el parque de pelota. La primera en esta entrega; la segunda, sea cual sea el resultado de hoy, después del partido.
La primera fue durante un juego del Clásico Mundial de Béisbol, aquí en México (pubiqué por entonces esto). La tribuna, como es costumbre en estos eventos y rareza en toda la temporada, rebosaba de gente: cámaras de diversas televisoras y diversas personalidades del espectáculo y la polaca tomándose la foto. Al final del juego, cuando bajábamos las escaleras para salir del parque, encontramos a un ex jugador de futbol, dilecto nativo de mi tribu puma, repartiendo sonrisas a los aún presentes.
"Es fulanito" ilustré a mis acompañantes "el del golazo aquel". Agus, uno de ellos, versado en el bajo mundo de la noticia, completó: "y el que dijo que los del plantón estaban muy feos".
¿Para qué me lo recordó ese momento? LLegué junto al personaje y le dije: "Lástima que no traigo mi gorra de los Pumas", y el objetó, pluma en mano "pero sí la de los Diablos". Articulé una sonrisa y repetí "lástima".
Ya abajo (aprovechando que, habiendo tanta gente, podíamos comer sin que los chamacos de seguridad prepotentemente pretendan que te tragues de un bocado todo y salgas, como siempre lo hacen en juego normal a la hora que les da la gana) departíamos sobre lo acontecido. Mis amigos aseguraban que rechacé el autógrafo de uno de mis pamboleros ídolos infantiles, por aquella infame frase, frente a un plantón postelectoral, que puede ser tan criticable como para generar opiniones de toda índole, menos la bajeza racista que profirió. No lo desmentí: siempre he pensado que el racismo en México es una tara que tardaremos mucho en trascender dado que nos rehusamos a admitirlo, y sin pasar de ella estaremos atados unos de otros y tirando en dirección opuesta, esté quien esté en los cargos de tlatoanis; además, no podía hablar con siete tacos esperándome como pecados capitales.
Pero no fue por eso. No merece ese gran ex jugador quedarse en mi mente como alguien que olvida sus orígenes y su fenotipo; prefiero recordar sus grandes tardes en la cancha. Fue porque en mi gorra beisbolera quiero autógrafos beisboleros.
Y para disipar el tufo a cursileria, cito a Borges: "He aquí un rabino muerto; yo preferiría una solución puramente rabínica".