lunes, 29 de junio de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) IV


A tientas dibujar la trayectoria del punto a mitad de la ceguera que hecha piel se te derrama. Asidos trazos, tientos de brasa, el vetusto asombro por la piel ajena es barandal a tu camino, de quien desconfías por habitar tu mismo instante, por lazarearte desde afuera de tu cripta.

Haces de polvo negro de entre el pajar penumbra se evaporan. De las sombras, sombras graves filian fobias, dardean garfios a otras sombras a la caza de sentido. El sol por el toril del mundo descabeza algún teatrino, y todo allí, siete hileras militares en madeja. ¿Dónde el caos que te esperabas? De parto muerto y las crías lamen tus muñones de Midas que transforma hojas en blanco en hojas rotas; tu don de herir el aire, aun sin sable, ha costado ya cabezas de profetas y bailarinas en bandejas de aluminio.

En proscenio algún tú, mono de cera,
la quijada belicosa,
sólo las pupilas vivas.
Ahí, forcado,
recibe al sol de frente.

Diálogos sin actores, incendios aburridos en butacas bostezantes con relojes de leontina.

Un discurso sin cómo, sin adónde...

Y los cantos paralíticos de la carne que se abre
y las noches de rezarle a los retretes;
el altar de veladoras irascibles,
las serpientes asqueadas de su cola

Pecho adentro la ventisca y el granizo
se desdenta sobre tus techos de lámina
y al desplome son punciones diminutas
a unos ojos no andaluces y en el brazo
de tu más bello enemigo
un halcón enamorado de tus ojos.

RSR (D.R.)





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