lunes, 14 de junio de 2010

A una gladiadora



Relámpago que avieso muestra un siglo
bebido en el instante,
hendido en tu expresión trasfigurada,
astuto haz de entrepierna
al ojo omnipresente vuelta ofrenda.

Surca tu rostro, apenas perceptible,
la mueca de esa estirpe libertina, dejo
al azar de una herida, dejado ahí para la aldea,
grabado de la secta hecha de todos,
tu bienhechor destello abrasa
las larvas de pudor
entibia al viento
y hace a los púberes correr tras soledades.

Frente al ojo multánime, tu piel
como recién hilvanada al aura,
sabiéndote observada
acróbata del ansia
y la sonrisa súcuba,
tu labia en lingua franca,
de ahí, abajo, amor,
tan mal libada
Y yo con tanto libe
y tan lejano.

Por eso me avorazo y a miradas
apenas apareces en combate,
tu báculo, hechicera,
transmigro hasta tu lengua
y espero
tus generosos dejos de Godiva
morena eslava,
representes el dolor
o el ajuste de panoplias, de monturas
para erguir la grupa al cielo,
cosechar labios de asombro
y volver luego al combate, gladiadora.

RSR (D.R.)

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