lunes, 22 de marzo de 2010

Poema de Mario Santiago Papasquiaro


Si la casa es nuestro rincón en el mundo, es interesante cuando se asume a una ciudad como la casa (tema del que escribe Bachelard, ese amenísimo hermeneuta que escribe como hablaba Bob Ross); se vuelve intemperie que aprisiona, lo que es mío siendo ajeno. Si además esa ciudad pasa por tiempos grises de impunidad y adormecimiento, cuando la vida de esa urbe es plétora de sacudidas frescas que se conectan con una historia de culturas moribundas, conquistas, ruina y esplendor, intercadentemente; más cuando el presente es adverso y el pesimismo cunde, nadie mejor que el poeta para expresar un sentir urbano.

Así imagino a los poetas que vivieron en México durante y tras el 68, atestiguando los años setenta y principios de los 80 la depauperización, la ruina del sistema, la polarización y la impotencia, sabiéndose voces en el desierto, pero voces capaces de persistir aun después de que su autor haya muerto. Considero tal etapa un proyecto para indagar el concepto de identidad en la obra poética de dos o tres autores nacidos en los cincuenta, y habitantes de la Ciudad de México durante buena parte de la práctica de su oficio.

Por ello, agradecí el regalo de un entrañable amigo, quien me entregó Jeta de santo. Antología poética 1974-1997, de Mario Santiago Papasquiaro, poeta infrarrealista, a quien Roberto Bolaño dibujó, en Los detectives salvajes, como el poeta Ulises Lima.

Mucho que decir sobre el poema que reproducimos de él en seguida; por ahora sólo nos limitamos a resaltar la intertextualidad como parte integral de su poesía (el título es paráfrasis de un verso de Gilberto Owen), así como su asumida influencia de la poesía surrealista y estridentista.


Si he de vivir que sea sin timón & el delirio
 
Envuelto en el poncho-pelos de simio del amor
la extristeza & el exfrío me pelan me salsaborrachean
el lote baldío (mis clarasoles) la risotada-moridor
          de mis banquetas
La ciudad: mi ciudad ayer tan garra / antier tan coágulo
se licua se altamarea se coralina --despegando como 1 guanaco o 1
     rompe-vientos con speed
por mis alas cosquilleantes planicies submarinas--
& no me pregunten qué agujeros qué agujetas
qué rabos con sarna qué anos chupados
mandrilean monoarañan gotean su buche sus cantigas
su lacrimal asombro (danzaevientre)
como 1 pequeña mano de hada
jugando al hidroavión en mis testículos

Envuento en el poncho-dientes de niño del amor
me llevo el labio la recua de mulas del tequila a la cabeza
hoy podría hablar de líbido & cognacs / de ovnis & carrozas
de las luces de bengala de la Piaf de los radares inalámbricos del pene

estoy que trazo un triángulo perfecto sin ayuda de manos & de pies
aunque es de noche invitoa 1 toque de diana a mi vejiga

las palabras me dan risa (sus manchitas sus paperas)

más calientes más cinéticos los vellos-lagartijos de mi niña
el zafado agú-dadá de sus cosquillas
la silla eléctrica la quemo ahorita mismo con caricias
no me vengan / no me vengan que el tarot & los pozos sin cubeta
     de mis manos

(¿era yo era yo ese muerto que remaba rayo abajo?)
no me vengan no me vengan ahoritita que me da vueltas la coraza
jamasito había masticado esas gotitas-chilepiquín de rechupete
               llamadeamorviva más sabrosa
hoy las cumbias me parecen nietzchenísimas
& los perros callejeros antílopes del congo
licifer & mickjagger me cantan --suavedúo-- canciones de placer
& travesura
& puede ser & puede ser que mañanita al cielo se le olvides
               su arte sus maromas
pero hoy me dejo guiar por el colmillo & la caudalosa alegría de mis pirañas
envuelto en las pieles selvas pulpas laberintos nada rituales dela mor
enciendo la luz dejo abierta la llave del agua afino el trino
                    afilo el pico
acaricio las axilas ageométricas de mis nuevos domicilios


Foto. Primer domingo de primavera 2010 en la colonia Roma, México D.F.

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