sábado, 26 de septiembre de 2009

Poemas de Wislawa Symborska (III)



Vocabulario
“¿La Pologne? ¿la Pologne? Ahí se muere una de frío, ¿verdad?”, preguntó tras un suspiro de alivio. En tantos países se recurre al clima como el tema seguro por excelencia, para cualquier conversación.
Yo quise refutarle: “Los poetas de mi pueblo, madame, escriben sus versos con pinzas. Y no es que siempre sean tan acuciosos; no: se desenfadan si la luna entibia lo preciso, y entonces, en estrofas calmas de estentóreos plañidos loan las sencillas vidas de nuestros pastores de focas, pues sólo en recipiente tal es posible embeber el rugido incesante de la ventiscas. Nuestros Clasisistas, por su parte, encriptan sus odas en estalactitas de tinta sobre el caudal varado de una avalancha; los demás, los Decadentes, claman contra el destino y secretan nieve en vez de lágrimas (Si alguno quiere ahogarse, requiere a la mano un hacha para cercenar el hielo). Así, como le digo, mi estimada madame.
Eso quise decirle, pero olvidé cómo se dice “foca” en francés y tuve dudas sobre “estalactita” y “hacha”.
 “¿La Pologne? ¿la Pologne? Ahí se muere una de frío, ¿verdad?”.
Pas du tout”, contesté parcamente.


Sobre estar mal contigo mismo
Jamás conjuga culpar el buitre;
el jaguar ignora qué significa escrúpulo;
no aflige la vergüenza a la piraña cuando ataca.
Y las víboras llamarían limpias
a sus manos, si tuvieran.

De remordimientos no comprenden los chacales.
Leones ni chinches vacilan en hacer su labor.
Vacilar por qué si sólo ejercen su derecho.

Aunque una tonelada carga el corazón
del asesino de ballenas,
se vuelve frágil de pronto.

En el tercer planeta de este sistema solar,
con señas de bestialidad por doquier,
la conciencia limpia campea a la delantera.


Nota de gratitud
Debo lo impagable
a quienes no amo:

El alivio, de que otros
sean quienes los necesiten.

La dicha de no ser yo
el lobo para su oveja.

La calma, al estar con ellos,
la libertad…
Eso, el amor no es capaz
de ofrecer ni de tomar.

No los espero en ve y va
de la ventana a la puerta.
Con paciencia de reloj
de sol y sombras,
comprendo cuanto el amor no puede
y le perdono como a él está vedado.

La distancia entre su encuentro
o una carta,
serán días, tal vez semanas,
jamás una eternidad.

Con ellos, viajar no es un sobresalto;
es oír de verdad conciertos,
es ver las catedrales,
presenciar en calma el teatro.

Si siete ríos o montañas
se me interponen a ellos,
montañas son y son ríos,
que se hallan en cualquier mapa.

Si vivo en tres dimensiones,
no es lírico ni retórico
sino mera espacialidad:
si a alguien lo debo es a ellos.

Ellos mismos, cabalmente,
no valoran el tesoro
que para mí es sus manos huecas.

“No les debo nada”
de ellos opinaría mi amor
si al caso le preguntaran.



Nota 1. Con esta entrega concluyo las publicaciones de esta poeta (al menos por ahora) y concluyo evocando en silencio los momentos que viví en su patria y con sus compatriotas, allá y aquí. Un vodka y un tequila por ellos.

Nota 2. La foto de Wislawa la tomé de esta página. La de la estación de trenes de Cracovia, de esta otra.

Nota 3. Los enlaces de sus poemas en Semiofagia: parte I y parte II

viernes, 25 de septiembre de 2009

Más poemas de Jaime Reyes (y dos citas a blogs)




Tenemos una vez más el gusto de ceder nuestros micrófonos al poeta Jaime Reyes, dos poemas en prosa llenos de ironía, confesionalidad y un desparpajo sólo aparente del habla urbana, los dos con referencias innegables del ambiente universitario y de kafkianos pasillos de ministerio cultural. Ambos de su libro La oración del ogro.







Consignamos aquí los enlaces de poemas de Reyes, publicados anteriormente por Semiofagia: ver 1 y ver 2


He aquí un blog literario hondureño, particularmente esta buena canción: mimalapalabra: La Pena del General. Café Guancasco  Voces y votos para que cese la violencia en Honduras y México


Y he aquí, algo de las excelentes conversaciones que publica el blog de toxico cultura:



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sábado, 19 de septiembre de 2009

Estoy harto de rodar como una noria o que perdone tu señora

Hace unas horas, como andaba optimista, leí esta publicación acerca de los escritores que se suicidan, de la cual rescato la frase "el único riesgo profesional de los poetas es el suicidio", lo cual, sin ser enteramente exacto es bastante divertido (si se lava uno los dientes con la marca macabra que usa un servidor).

Eso me hizo pensar en la primera vez que tuve contacto con un suicida: se trataba de una joven (llamémosle S) en su lozanía que vivía enfrente de mi casa. Con la curiosidad y la justa impunidad de un niño, me asomé a su cuarto algunas veces, lo tengo fresco porque me asombró la cantidad de recortes de artistas de Siempre en domingo, tomados de diarios y revistas, tapizando sus muros de cartón, como la ropa tapizaba en suelo y la cama. Del aparente caos, sobresalía enmarcado un centerfold del TVyNovelas, donde ella y un cantante español pegaban los cachetes (entre sí), trofeo al que se hizo acreedora junto con una cena exprés y la sesión de fotos gracias a su pronta y correcta respuesta de una trivia sobre la trayectoria del referido.

S solía conversar mucho con mi mamá, quien no por serlo era demasiado mayor que aquella; yo, con la curiosidad y justa impunidad de un niño solía adentrarme en el misterio de sus conversaciones ilusoriamente privadas. Así me enteré de que S andaba con el chofer de su trabajo (llamémosle Ch); que era casado, pero que lo amaba "más allá de los límites" y que "contra el corazón no se podía luchar".

Aunque a mí me pareció un largo periodo, sospecho que pasarían pocos meses antes de que ella quedara embarazada, llevando con ello la historia y mis revelaciones a lugares más comunes. Pero, en el medio hubo un incidente: gritos, señoras yendo y viniendo, finalmente una ambulancia y sus paramédicos sacando a S escaleras abajo entre hayvaelgolpes y plegarias.

Lo interesante del asunto fue una vez que salió de su lavado gástrico y terapia de médico inconforme, cuando contaba la experiencia (mientras yo espiaba cada vez peor y a ellas les importaba cada vez menos), una vecina le preguntó, inevitablemente, que aclarara por qué lo había hecho. "Ch me engaña". ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Con la güila que nos has contado, ¿verdad?". No sé exactamente". Pero ¿te contaron? ¿Confesó? ¿Los pescaste en la maroma?

S rompió en llanto, pero hierática en una pausa declaró: "No, nada de eso. Pero las mujeres tenemos un sexto sentido".

No digo que dejé de ver Siempre en domingo (quien haya vivido en México por esos años, sabe que eso era punto menos que imposible). Pero sí dejé de tomarlo en serio.

¿Será por ello que ahora soy un poeta que va suicidando no sólo personajes, sino además nombres propios y pseudónimos? Lo ignoro. Es insondable. Lo único que resta es sacar fuerzas de flaqueza y enfrentarnos a los feroces recuerdos ocultos. Tengo que centrarme en ese póster que era el tesoro de S antes de convertirse en lo que es, o era hasta las últimas noticias que tuve.

No pido que me sigan, o háganlo bajo su propio riesgo. Con el siguiente video entraré a una regresión hipnótica. No hay garantía de volver o, de hacerlo, es probable que no vuelva a ser el mismo, pero ahí vamos.



Y dice la vocecita: "No te hagas el guaje ni el puro: bien que le entras a la balada setentera".
Me han descubierto. Lo admito. Soy fan de Manoella y qué. Esta va por la casa.

viernes, 18 de septiembre de 2009

A Tar, a Tar, es imposible llegar...





Alegórica, amarga, de extraordinarias locaciones y personajes que concitan el horror de no verse en el espejo, pero saberse ahí de cualquier modo; sus absurdas canciones quedan como cuchilladas en la memoria. ¿Cómo hablar de personajes? Los personajes de este, el primer largomentraje de Alejandro Jodorowski, son más bien pronombres.


Fando y Lis (México, 1968) es una bofetada que lo mismo avizora los estertores mortuorios del mundo de la posguerra, que obliga a mirar --como al Alex Delarge kubriano-- aquello de lo que casi todos preferimos hacer fosas nasales sordas y puntas de lengua ciegas.







Una destacada actuación de Sergio Kleiner, la aparición fugaz de Juan José Arreola y varias escenas donde el cine se vuelve danza, teatrino y verso. Más que opera prima, Fando y Lis es la "opertura" de la obra jodorowskiana.


Nota: Otra inserción de Jodorowski en Semiofagia.





miércoles, 16 de septiembre de 2009

Equívocos de búsquedas en tres actos.

Planteamiento
  • Como es sabido, los títulos de cada entrada son elementos principales en los motores de búsqueda. Luego de revisar las estadísticas de esta radiodifusora alegórica, he notado que muchas visitas han llegado buscando algo así como "poemas para los que se van a casar" o, mejor, "poesías pa las que se van a casar", y en lugar de una oda al amor filial o un madrigal donde se declaren intenciones matrimoniales encuentran este poema de amargura.
  • Otro caso que ha llamado mi atención se refiere a las búsquedas de "poemas para la primavera" y el muy escolar y tramposo "hacer un texto sobre la primavera"; para su infortuna, llegan a Semiofagia y se topan con este ¿poema en prosa?, al que tuve la mala idea de encabezar mentando esa mugre estación del año.
  • Saludos a los que han llevado de tarea mi artículo sobre el poema de Vallejo
Nudo
  • Asimismo, me he encontrado con el dilema de la autocensura: qué es posible o no publicar en un espacio para todo público, menos desde el punto de vista ético (vamos, ni que fuera para tanto: más se ve en la televisión abierta hoy en día y se lee en revistas de adolescentes), que desde el de la reglamentación y para escribir con mayor libertad en ambos espacios
  • Por otro lado, si bien esta es una bitácora personal, sin afán de lucro y siempre se da crédito a las imágenes, videos y citas, un par de imágenes han sido quitadas de mi espacio, así como una canción de Peace and Love en Avándaro, que habla de una conocida y perseguida hierba, que quise incluir con afán retrocultural (je)
  • Lo anterior ha contribuido a dejar rezagados algunos borradores, publicaciones, ideas, o bien potenciales reseñas de filmes, libros y autores que, ésos sí, ameritan un espacio más restrictivo en el asunto de la edad.
Desenlace
  • Por lo anterior, he decidido abrir una emisión de medianoche llamada Semiofilia, la cual exige identificación a los lectores para comprobar mayoría de edad (pos ya).
  • Permanecen en Semiofagia textos de tipo académico y con la suficiente tropería para considerarse clasificaciones A y B. Podría pedírseme arrestos para provocar abiertamente, pero Carlos Fuentes nos gana todas las censuras (ver nota).
  • Por el contrario, un cuento publicado ayer se pasa a nuestro flamante suplemento
Postfacio
  • Videito alusivo

lunes, 14 de septiembre de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) Epílogo



Arañándose amanecen 
     cuerpos en niebla 
Un aliento hielo de maizal en quinto sueño 
     ladran, ladran 
caer de abajo a arriba a este bosque de enemigos 
que se hallaron de irse huyendo 
y en la nueva lasitud lavan la carne 
donde habrán de sonreír los escalpelos

cita de péndulos
labioveneno
chocan los nombres 

Sus vibrantes a la cumbre de un silbido 
donde voces, sol y limo hablan de guerra 
Se abren los ojos como iglesias profanadas
por glebas con teas y demandas... 

¡Mostrar los dientes 
hinchar plumajes! 

¡Qué hierba el viento, 
que el viento hierva, 
que nos embriague! 

RSR (D.R.)

* * *
Nota final: Esta serie de poemas fue ligeramente modificada de su publicación original. Además de compartir lo que llamo sin pudor mi obra, intenté releerme con años de distancia. Me reservo el detalle sobre aquello que reconozco y lo que siento ajeno. Los entiendo como textos inconclusos, pese a todo, en espera de versión definitiva.

De agendas y pesadillas

¿Venden pastillas para no soñar?
Joaquín Sabina


De la confusión, con la mala tinta de los despertares, Gumaro anota mentalmente “las pesadillas inducidas por el fármaco semejan un despertador atroz al que no se puede ignorar, como en una granja de AA o en el ejército”, enlazando enseguida la frase con un asterisco más deleble todavía para señalar la admisión de sólo suponer lo anterior. En cuanto pudo escribirlo en su laptop, improvisó el recuerdo falso de haberse propuesto dudar como método escritural, mas luego dudó sobre si eso no era darle la vuelta a los recuerdos verdaderos que lo enervaban —o eran las medicinas— en los despertares de las últimas dos semanas: los sueños. O pesadillas que son, al cabo, sueños, lo cual podría rebatirse nomás por esparcimiento, pero eso implicaba separar querubes de demonios y si de algo estaba seguro pese a su marasmo era de lo inaceptable, por fascia y naif, de esa diada. Una decisión. La duda como método no era para no postmodernólogos. Desechado, pues. En las granjas y los cuarteles los despertadores son perentorios e inexorables, aun si no se tiene evidencia personal. No seas payaso.
Revisó su agenda, recomendación de psiq como parte del tratamiento antidepresivo. “Working out” le abofeteó la cara; “filing” le abostezó los arrestos y “call mom”, de plano, le hizo recular avanzando hacia “fictioning”. Decidió que las anotaciones matutinas fueran comienzo de algo, pero, al hacerlo, la mente se le quedó tan en blanco que quebrantó el propósito de no tomar café negro. Encargó la página a un omnisciente agente de musas y dormitó parado mientras el elíxir goteaba. Se solicitan eurekas responsables. Queseso de Gumaro. Quemamáiz pa’l desayuno. Queseso de alburearse. Qué bendición el café.
El medicamento, luego de diez días, había garlopado la ansiedad e insufládole bríos provisionales. La idea de una reacción química provocada por el sol, acendrando el horror (que no miedo) de las pesadillas tantito luego del amanecer astral y obligándolo a pararse, asolearse y escribir aunque fueran pachequeces deshumidificadas, le provocó risa por la relación con su manía de ver conspiraciones en todos lados; luego se ensombreció al recordar que gran parte de ellas —previstas por ancestros, predecesores y coetáneos— habían sido comprobadas posteriormente en grados distintos, sí, pero en alta proporción. Ya veía en algunos años sus temores actuales (de los vetustos, ni hablar por ahora: la cita con el psiq era hasta dentro de nueve días) constatados por la grosería o realidad: “Tu mundo hecho mierda por una pandilla”. Le valía gorro: el chocho es algo más que coerción a asolearse. Extraño prever el miedo sin temer.
No me la voy a jalar. No ahora. No obstante la racionalización de que, al hacerlo, elimino por un par de horas la distracción y puedo, ahora sí, pasar a “terminar tesis” (en craso español). Pensó si mejor escribir sus sueños. No, no por ahora; ya deja la catarsis, que es otro modo de jalársela. Pero sintió en carne viva la perenne persecución, repujado recuerdo donde antes había olvido, la angustia por defender seres contrahechos y la tortura de enterarse de sus torturas: indignación, rabia y miedo de extremidades dormidas; un grito ahogado, House y Ulises en el mismo sueño de un nopal con depresión prolongada, según evidencia y diagnóstico, de manera respectiva. Lástima por él: sus sueños son más interesantes.
Antes del tratamiento le era fácil abandonarse al nihilismo. Ahora le carcomían más la indecisión y la prisa: si no me concentro en concluir lo importante, me alcanzará lo urgente; por otro lado, si el caos es inevitable, lo importante se vuelve baladí y lo inmediato, lo sensorial, el degenere se convierten en lo preciso. Imaginó una ciudad en llamas, con explosiones aquí y allá, cuadrillas anárquicas, cadáveres, niños y viejas llorando; un paisaje desolador que impide incluso volver a casa ante casi toda referencia derruida. Sin calosfrío lo visualizó, acto también revisitado gracias a las pastillas, antes de ellas verbo catacrético; sin sadismo tampoco (aunque se detuvo en la proyección de lo más álgido, de lo cual no soy capaz de culparlo). Recordó entonces el chiste del que le dieron valium, por error, en lugar de imodium, y sonrió por la semejanza de sentirse zurrado, pero bien tranquilo. Hasta los géneros menores tienen jiribillas posfechadas.
De mejor humor, abrió el archivo de lo importante, con la mente en lo urgente. Vacío de epitafios mentales, de evocaciones futuras, de esperanzas.
El gato se arrellanó en su regazo. Sí: Chambacú tiene razón.
Abrió varios documentos fechados años antes. Uno le sorprendió por no recordarlo en absoluto, a tal grado que, de no ser por sus manierismos, podría haber considerado ajeno: cayó en cuenta de que esa historia ahí supina (pues más que decidir, ha admitido que todo en él son confesiones, de un modo u otro) no la había contado nunca, a nadie. ¿Por qué? Por cursi, por radicalmente verdadera y ostensiblemente inverosímil: “por humana”, diría aquella; porque un relato no siempre es un cuento, le dijo una voz nasal que a últimas quiere darle órdenes.
La tarde se iba ya cuando terminó el borrador. Sólo tenía brandy y no están los tiempos para hacerle el feo. Sólo tenía Cohíba. Sólo tenía un par de horas antes de tomar otra píldora anaranjada.
En reagendar andaba (For us… según Eliot fue la coartada), cuando vislumbra otra historia: Gumaro es criogenizado con el fin de curarle un cáncer en cuanto sea posible; pasan los años, no tantos que fuera impensable haberlos vivido sin los tanates hechos paleta, no tan pocos para retomar la vida y dar entrevistas. Le informan que no hay cura, ni manera de volverlo a guardar. Pregunta con cuántas horas cuenta (con la esperanza de que fueran días) y le informan que un par, apenas. ¿Quiere comer algo? ¿Ir a algún lado? ¿Localizar a alguien? Quiere escribir; un brandy y un cigarro.
Esterilidad. Tentación de hacer cuentos circulares. Pasan seis horas; les cuenta que a él aún le tocó el tiempo del papel, de arrugar esas rebanadas de árbol por frustración, una y otra vez, hasta alcanzar el efecto de completitud en un texto, sólo para desdecirse de este años después. Lo dejan solo, como pidió, se diría absorto en paleologismos. Siente la muerte: culpa a todos de ella, menos a Chambacú.
Los técnicos apenas reaccionan, y eso porque ese fiambre al horno les cayó mejor que la mayor parte, sermoneantes. Hora de salir. 
Mañana ora sí le entro a la tesis. Ya estás viejo para posponer esos asuntos, se dijo alaciando su lacio, largo y precanoso cabello. Espero no soñar esta vez.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Poemas de Wislawa Symborska (II)

Nueva entrega de mi traducción amateur a la obra de la poeta polaca (Kórnik, 1923- ), premio Nobel de Literatura, 1996. (Ver primera entrega).




Estación de trenes

En tiempo y forma ocurrió 
mi no llegada a Ciudad N.
 
En la carta que no envié 
te di cuenta de mi arribo.
 
Ni a tal hora ni en persona 
habrías de aguardar por mí.
 
Olas de gente expelió 
el tren en el andén tres.
 
Mi ausencia en la muchedumbre 
fue otra prisa a la salida.
 
A mi asiento otras mujeres 
presurosas se allegaron.
 
Alguien fue hacia una de ellas, 
para mí un desconocido 
que ella reconoció al instante.
 
Con labios que no los nuestros 
se besaron; se extravió 
un bolso que no era mío.
 
La prueba de su existencia 
objetiva, en colores de aire, 
pasó la estación de N.
 
Todo y sus partes en orden: 
los individuos se cuelan 
al carro correspondiente.
 
Así pasó nuestro encuentro, 
tal y como está escrito.
 
Tras los límites
de nuestra presencia.
 
En el edén del si hubiera, 
el subjuntivo perdido.
 
En otro, 
otro lugar; 
como estas palabras, mínimo.

Dictamen para un poema no escrito

En los primeros versos, la autora, 
denota la pequeñez de la tierra, 
y la grandeza del cielo, donde, 
cito: “Hay demasiado astro para que algo bueno sea.”
 
En su descripción celeste, advierto tanta minusvalía
como si la autora divagara por tal terror expansible, 
perpleja sobremanera de que no haya vida en ni una estrella; 
su ideología —a la que llamo, con benevolencia, vaga— 
desemboca en la pregunta: 
si en cada uno de los soles y bajo ellos, 
(los que brillen, brillarán o hayan brillado) 
nadie existe, estamos solos.

¡Contra la ley de las probabilidades 
y las tesis en que todos concordamos! 
Habrá de hacerse polvo la evidencia irrecusable, 
un día de estos, en las manos de los hombres: 
tal es tu concepción de la Poesía.
 
Más adelante, la vatesa vuelve a Tierra, 
(su planeta) de quien piensa “rota y trasla sin testigos”, 
y que esto, para nuestro cosmos, 
es "la única ciencia ficción posible”, 
y que no hay Casiopea ni Andrómeda comparable 
a la angustia de Pascal (1623-1662, la nota es mía).
 
De tan solos, la existencia exacerba las responsabilidades; 
e inevitablemente inquiere “Cómo habremos de vivir…”, blablablá, 
“si evadimos el vacío”. 
Y “Dios mío —pone en boca de los hombres
implorando ante sí mismos—: ten piedad de mí, 
te ruego; muéstrame tu camino…”.

Nuestra autora se angustia ante la idea 
de la vida sin cesar dilapidada, 
como si fuera un recurso renovable. 
Ah, también le consternan las guerras 
—que ambos bandos pierden siempre, 
según su opinión aviesa— 
y la “autoritortura” (sic) del hombre por el hombre. 
Su intención moralizante, 
digna de una pluma con menor ingenuidad, 
se transluce por cada uno de sus versos.

Por fortuna, ya lo peorcito ha pasado. 
Pero su premisa insostenible 
—que al final estamos solos bajo el sol 
(los que brillen, brillarán o hayan brillado)— 
y ese estilo hirsuto (entre altiva oratoria y desenfado coloquial), 
nos obliga a preguntarle: ¿A quién quiere convencer? 
A Nadie, sería su única respuesta 
Quod erat demonstrandum.


sábado, 12 de septiembre de 2009

Poema de Ricardo Guzmán Wolffer

Más conocido como narrador, ficcionista y como entrevistador en La Jornada semanal, hoy comparto un poema fáunico de este escritor mexicano:

Antes
En qué casa me has puesto para habitar tu ausencia
Has dejado tus mascotas clavadas en estacas dulces
esperando que alguien los descuelgue
     los gorriones tienen los picos desprendidos
     tal vez quisieran guardar silencio
          como yo
     invisibles ligamentos los hacen reír
                    carcajadas heladas
les he mostrado el dolor de las palabras
gatitos y liebres crucificados con la piel por capa
                 sin quitarles el aire de lengua roja
No dejes que tus lamidos lleguen
     déjame en la quietud de ver
     leones decapitados de rugidos babeantes y densos
                 con las patas clavadas en la cruz
Quise comer el silencio sobre el piso de la cocina
   los pollos abiertos en canal con patas que no huyeron muy lejos
hicieron de la tarde otra daga
               toros reventados con piñas y manzanas
               de la mesa goteando intestinos
                    los ojos al cielo y el suelo
               la lengua sorbiendo las costras de negro sol
Sobre jarrones llenos de sonrisas sorprendentes
                    vi el patio desolado
     juguetes rotos sobre cráneos animales
     fantasmas bestiales aullando en la hierba
     caminando sobre patas de alambre
     guijarros blancos olvidados por la herrumbre
     caracoles fragmentados en el mar del miedo
los clavé en mis orejas
                 entre la sangre pude escuchar
     la casi ahogada voz de mi esperanza
El pasto me recibió en los cabellos
                    marchitos


Tomado de: Verso destierro. Poesía para evolucionarte y ser., No. 5, mayo/junio 2005, p. 42.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) XIII















(En este hogar somos almas viejas
No desollamos vírgenes
Ni mancillamos páginas)






RSR (D.R.)

Rubén Blades, Auditorio Nacional, Ciudad de México, septiembre 10 del 2009


Como el vino añejo del que pregona en uno de sus discos más recientes (Rosa de los vientos), Rubén Blades se presentó anoche, cantando mejor que nunca, para hacer vibrar a los espectadores quienes colmamos un Auditorio Nacional esta vez sonorizado de forma óptima, lo cual permitió apreciar al máximo el virtuosismo y sabor de Seis del Solar, y músicos invitados. Como el pregón de "Plástico", el auditorio rebosaba con personal de numerosos países latinoamericanos.

Durante casi dos horas y media, uno de los mayores representantes de la salsa a nivel mundial desplegó talento, emotividad e ideas; recordó personajes queridos (íntimos y públicos) y vivencias, hizo bailar y cantar a quienes hemos seguido su carrera, así como escuchar atentamente a algunos que no tenían idea de la descarga musical, poética y social a la que habrían de enfrentarse.

"Amor y control", "Decisiones", "Plantación adentro" y muchos otros de sus clásicos fueron interpretados magistralmente; por ello, resulta complicado hablar de un momento climático, pero el encore fue mi momento favorito: "Pedro Navajas" y "Canallón" (pa' que canten todos), luego "Adán García" con guitarra acústica y, para lucir a los músicos "Muévete".

Yo había tenido la oportunidad de verlo en vivo, en el Zócalo de la Ciudad de México (más de cien mil almas) en uno de los momentos más especiales de mi vida. Pero reconozco que el de ayer, como concierto, fue muy superior. Una vez más el panameño dejará su nombre y obra para la historia con esta gira Todos vuelven. 

Despido esta emisión dando créditos.

[De la imagen: La Jornada, 14 de julio de 2001 (un servidor aparece por ahí).
Enlace 1. Probadita en youtube
Enlace 2. Invitación a comprar el último disco del maestro Blades Cantares del subdesarrollo y a asistir a los conciertos restantes de su gira]

martes, 8 de septiembre de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) XII






Cuando el arroyo de que abrevan calle el canto
y los haberes de mis ojos sean cascajo,
los segundos roan mi risa detenida:
sean langostas que se llevan mi cosecha.


“No son yo, son otros --diré enfático--; eres tú
un instante antes de escribir estas palabras.”
Pero nadie me ha escuchado desmentirlas
y ando corto para comprar testigos, pruebas,
y no se van cabronas ni siquiera
encalando los pezones de mis dádivas.


Con mi nombre firman su idiolecto
con mi lluvia el rastro lavan de su orina,
mientras mis surcos acallan agua,
y con treces rojivivos en mi pecho
apostasian del entre unos y el sí mismo
indivisible.
RSR (D.R.)

Poemas de Wislawa Symborska (I)


Hace algunos años tuve la oportunidad de visitar Polonia, y ha sido uno de los viajes más felices de mi vida. Antes de volver a mi país viví momentos inolvidables, invaluables para un ogrio como yo. De despedida obtuve un libro de Wislawa Symborska (View with a Grain of Sand, Kent, U.K., 1996, Faber & Faber, trad. del polaco al inglés: Baranczak y Cavanagh) que leí en el tren, el autobús y el avión. Un tesoro, aunque sólo sea tal para mí, que tuve la intención de traducir y, de hecho comencé a hacerlo.... hasta que descubrí una traducción editada de ese mismo libro (y también del inglés) por el Fondo de Cultura Económica.

Una literatura imponente, sin duda alguna, la polaca.

Hoy, y para no quedarme con las ganas, comparto un par de mis dudosas traducciones hechas al vuelo y con mínimas modificaciones también de botepronto. Y recuerdo.



Nació

Así que en verdad tiene madre
y es esta fértil viejita
de ojos grisáceos. 

Es la barca que le trajo, años atrás,
de aquella orilla. 

De ella desembarcó a esta tierra,
llamada también finitud. 

Es la utéresis del hombre
con quien camino las brasas. 

Ella es, y sólo a ella
le está vedado aprehenderle. 

Ella lo calzó a la piel
en que me fuera a mí dado;
dentro de ella su esqueleto
se hilvanó:
el yo de él a mi invisible. 

De ella es eco la mirada
gris con la que él me mira.
Su Alfa es ella, sí; mas
¿por qué me la pone enfrente? 

Nació; nació
como un hijo de vecino.
Al igual que yo es mortal. 

Hijo de mujer coetánea;
la tumba humana a que vuelve
como el viajero hacia Omega. 

Atado a su propia ausencia,
aquí, allá, en todo momento. 

Su frente golpea el muro
que jamás cederá el paso. 

Lo bordea para eludirlo
como a ley universal. 

Y su camino, hoy entiendo,
va a medio camino ya. 

Pero nada de eso dijo:
“Te presentó a mi mamá”
y nada más.

La alcoba del suicida

De seguro sentiste vacío su cuarto;
pero no: había tres sillas de robustos respaldos;
para combatir la oscuridad, la lámpara;
un escritorio y sobre él un cartapacio, algunos diarios;
un Buda bonachón, un Cristo preocupado,
siete elefantes de la suerte; su cuaderno en la gaveta
donde, habrás de creer, yacen nuestras direcciones. 

¿No hallaste libros, fotos ni discos?
Viste mal; negras manos consentían una trompeta;
estaba Saskia y su tierna florecita;
alegrías, divinas chispas; atorado
en su portada, entre sueños vivía Ulises,
tras gestar el Canto Quinto.
De los moralistas, áureas sílabas
sus nombres en troquel
sobre lomos elegantes;
espalda con espalda, junto a aquellos,
los políticos. 

Que no tuvo escapatoria, dices, pero,
¿La puerta no era una opción?
La ventana ofrecía otra perspectiva,
pero se hallaron sus gafas sobre el marco,
y una mosca bisbiseaba por ahí,
todavía viva. 

Al menos, crees, su póstuma nos legó algo,
mas, ¿si te digo que no la hubo?
Sus amigos todos, —¡tuvo tantos!—
cupimos sin traba en un hueco 
sobre recostado en una copa.

Imagen: Saskia con una flor, Rembrandt,
tomada de: flickr.com/photos/8449304@N04/511980944/



domingo, 6 de septiembre de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) XI


Entonces, cuando el faro da la espalda
a carabelas y galeones
otra luz de dentro brota y cada barco
de papel lleva una antorcha
inextinguible en el velamen y el mar unge
el máscarón: el mar bautiza.

El mar destierra
Desde el cielo es libélula la llama,
un pesebre oscilante iluminado
un instante
de calma azul en la borrasca
sólo una gota del ciclón que le circunda
para hundirle bastaría,
o verdear hasta el confín todo desierto,
del arenal hacer un alto bosque de neblina
y al ártico robarle territorio con una jungla de algas
donde el tiempo echado a mitad de su aro de helio
duerma y levite, de pronto trasvasado
en animal más sabio e innombrable,
hasta que al alba brote en placenta coagulada
que la madre noche lame laboriosa
hasta mirar que ascienda el vuelo y gane olvido
el lepidóptero...
El mar harto de ahogados


RSR (D.R.)

sábado, 5 de septiembre de 2009

The Passenger - Iggy Pop

Una notable rola, un trabajo de edición más que digno. Complementa como una caricia mi tratamiento.

Y dice: Lala Lala Laralalá...

viernes, 4 de septiembre de 2009

Trece poemas (Long play de salsa progresiva) X


Míralo: 
lee el cartel de una película de náufragos 
en el ida y vuelta de la décima estación 
--tan idéntica a la tarde 
en que partiera-- 
y sus pasos aún no alcanzan a la espera de su tren 
inmóvil dónde 

Si un día halló palabras cántaro 
y a cuestas 
las llevó al brote del agua, en busca 
de cascadas de arena a medio golfo, 
le faltó quebrar el barro 
y entender cautivo al líquido embebido de la tierra 
cerrar los puños y mojar la cara de cristales 

Si por haber visto el rostro 
de quien habita el espejo 
cuando se duplicaba de tan perfecto su gesto, 
no fue que el sueño mintiera 
lengua de ranas a escolopendras hablaba 

Si de aquella estantería 
para cenizas construida 
algo quedó en sus bolsillos 
--veneno y relojería-- 
y al ver nubes desolladas 
caviló grandes dibujos 
monedas que le harán falta 
para el peaje a la otra orilla 
tan lejana cuando el pecho 
en pecho amigo se arrellana 

Cambió de piel sus palabras 
en aquel confesionario 
y por obra y magia quiso 
dar vida a la marioneta 
hombre antes 
ya inanimada 
abrazando una escafandra 

Hoy, 
en el valle de los frascos 
donde exhibe sus sirenas, se preparan los cañones 
se levantan las trincheras, se atraíllan las murallas 

En sus lunas eclosiones
que iluminaban de música
y bengalas cada noche
cuando el agua era ambrosía
cuando el beso fue abundante
cuando el viento no zahería
el sol un juglar en trance
y mirar neblina adentro
era asestar dardo exacto
con un aire de goteo
circular de ordinales
en su inyectarse al corcho
impuntual del alba 

Entonces dejó su torre
para una oligarquía de hiedras
y tras su paso estelaba
un larvario de silencios
y al cabo de los minutos
--tumbas ingentes de niño--
volvía rezumando tinta
para enumerar batallas 

El rey murió a medio enroque
y se acordaron las tablas
en la décima jugada

RSR (D.R.)