Cuando el arroyo de que abrevan calle el canto
y los haberes de mis ojos sean cascajo,
los segundos roan mi risa detenida:
sean langostas que se llevan mi cosecha.
“No son yo, son otros --diré enfático--; eres tú
un instante antes de escribir estas palabras.”
Pero nadie me ha escuchado desmentirlas
y ando corto para comprar testigos, pruebas,
y no se van cabronas ni siquiera
encalando los pezones de mis dádivas.
Con mi nombre firman su idiolecto
con mi lluvia el rastro lavan de su orina,
mientras mis surcos acallan agua,
y con treces rojivivos en mi pecho
apostasian del entre unos y el sí mismo
indivisible.
y los haberes de mis ojos sean cascajo,
los segundos roan mi risa detenida:
sean langostas que se llevan mi cosecha.
“No son yo, son otros --diré enfático--; eres tú
un instante antes de escribir estas palabras.”
Pero nadie me ha escuchado desmentirlas
y ando corto para comprar testigos, pruebas,
y no se van cabronas ni siquiera
encalando los pezones de mis dádivas.
Con mi nombre firman su idiolecto
con mi lluvia el rastro lavan de su orina,
mientras mis surcos acallan agua,
y con treces rojivivos en mi pecho
apostasian del entre unos y el sí mismo
indivisible.
RSR (D.R.)
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