sábado, 17 de abril de 2010

Poema rescatado del armario

Uno más de los poemas que he dejado en el armario, varios años por lo general, debido a razones que hoy me resultan oscuras; así es esto de permanecer y cambiar.


Vamos, andando, no nos arredre la bruma,
pues entre el desalojo también se ven paisajes
y alguien te ofrece el alma y aun sus vísceras.
Como de las huidas y de los días adversos,
la bruma también pasa: son más las tormentas
el asedio del sol, las granizadas, fantasmas o ganado
o locos sueltos, los deslaves, el nagual, los asesinos...

La bruma blinda el ojo y oído y tacto transen,
y brotas un poco otro de su lascivia quieta

La otra horda nos espera, sin parar, caminemos,
así sea la noche toda y, al cabo reventados, usurpemos ataúdes
la mañana entera, o levemos de entresueños plúmbeos
algo de la tarde. Ya anochezca, a perseguir el carnaval
equidistante que sorraja sirenías al que sueña demasiado
y quiere soñar más y de dos, tres formas nuevas.



RSR (D.R.)

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