lunes, 26 de octubre de 2009

Quebrando siglos: Asunción Silva y Manuel J. Othón



Cuando desfallece la primera década del segundo siglo a partir del nacimiento del poeta que inventó nuestro calendario, recuerdo: Llegar al 2000, la bomba nuclear y los extraterrestres fueron, entre otras ideas, mojoneras de la conciencia colectiva que recuerdo de mi infancia.

En esta entrega quiero acotar sobre esa primera obsesión que me hacía concebir la prisa (y la prosa) por crecer (oh maldición) para saber qué se sentiría cruzar esa línea arbitraria que aboliría los novecientosytantos.

Durante los años 90 la cuenta regresiva, con sus profecías milenaristas, apocalípticas y cibernéticas fue una pátina ineludible. Sin embargo, al llegar al filo del 2000 (yo, radical partidario del 2001 como verdadero fin de siglo), me encontré solo por voluntad propia, hastiado de esperar un sinsentido y decidí festejar la llegada de esas 00:00 hrs de la mejor manera: leyendo El Quijote y escuchando la pirotecnia a lo lejos.

Ahora que nos debatimos entre el Bicentenario y la sobrevivencia, recuerdo alguna idea (juro que no recuerdo de dónde) algo inexacta, pero que sirve para ilustrar la asincronía entre historia y calendario: "El siglo XX comenzó en Sarajevo y terminó en Sarajevo". Como es una tradición en Semiofagia, conjuro a que el siglo XXI no comience en México.

Y como voces invitadas, dos almas decimonónicas: uno de ellos, el colombiano José Asunción Silva, no alcanzó a llegar al 1900; el otro, el mexicano Manuel J. Othón, no llegó al estallido oficial de la Revolución. Considerados poetas modernistas, hoy honran este mitin yermo con sendos poemas.

EL PACIENTE:

Doctor, un desaliento de la vida
que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
el mal del siglo... el mismo mal de Werther,
de Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
Un cansancio de todo, un absoluto
desprecio por lo humano... un incesante
renegar de lo vil de la existencia
digno de mi maestro Schopenhauer;
un malestar profundo que se aumenta
con todas las torturas del análisis...

EL MÉDICO:

-Eso es cuestión de régimen: camine
de mañanita; duerma largo; báñese;
beba bien; coma bien; cuídese mucho:
¡Lo que usted tiene es hambre...!

El mal del siglo
José Asunción Silva

Mira el paisaje: inmensidad abajo,
inmensidad, inmensidad arriba:
en el hondo perfil, la sierra altiva
al pie minada por horrendo tajo.

Bloques gigantes que arrancó de cuajo
el terremoto, de la roca viva;
y en aquella sabana pensativa
y adusta, ni una senda, ni un atajo.

Asoladora atmósfera candente,
do se incrustan las águilas serenas,
como clavos que se hunden lentamente.

Silencio, lobreguez, pavor tremendos
que viene sólo a interrumpir apenas
el galope triunfal de los berrendos.

Poema II, fragmento de En el desierto. Idilio salvaje
Manuel José Othón



Foto. Mía, de una serie que llamo Escenas de agorafobia.

Postre. Y recomendación: de nuevo, que escuchen Rec: un podcast de música y cultura popular. Los remito a su blog.




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