martes, 5 de abril de 2011

Poemas de Hernán Lavín Cerda



Decir que en este poemario (La sonrisa de Dios, México, Eon, 2006) rebosa de relaciones intertextuales y ecfrásticas sería como individualizar un fenómeno generalizado: las alusiones, las citas, la tematización y el diálogo con otros autores, obras, con otras artes y con elementos de cultura popular es un signo de la poesía de nuestro tiempo. Si menciono tal característica es porque, aunada a la voluntad por afincarse en un fugaz presente del poeta, en el momento de la enunciación —así como la anfibiología de textos que navegan entre el poema en prosa, al transcripción de letreros y el cuento, en los que el humor es esencial—, dé como resultado una poesía coloquial que no oculta su testimonialidad sobre una época, sobre un lugar particulares. Los poemas que selecciono de este autor chileno, largamente avecindado en México, dan bien cuenta de ese carácter. Sea.


Carnes muy selectas
"Rosa María":
carnes muy selectas.
Servicio a domicilio
como en los buenos tiempos:
no sólo durante las horas de oficina.


Carnes graciosas, jugosas y preciosas,
fieles puras e infieles
como en los buenos tiempos,
cuando todo era original,
absolutamente auténtico, gozoso, vernáculo,
y no existían las imitaciones.


Vísceras de alcurnia, cabeza cocida, lengua cruda
o al revés: cabeza cruda, lengua cocida, vísceras de alcurnia.


Todo esto y mucho más con "Rosa María":
pellejo y mollejón, panza por dentro
y por fuera, molleja y pellejón,
pata absoluta, global o molida, rabos, hocicos,
rabillos calvos o peludos, pechos y pechugas
como en los buenos tiempos que dieron su origen
a :Rosa María: con esas carnes de muy alto linaje o vuelo,
como en volandas, y sumamente rumorosas o más bien rítmicas,
que no podrían existir en todo su esplendor
si no fuesen lo que aún son por fuera
y por dentro, velludas o pelonas, y lo que han sido.


"Rosa María"una vez más.
Teléfono sombrío por dentro
y luminoso por fuera: 57-93-70-69.
Local 21-L, :Mercado de carnes y embutidos:.
Carnes cada vez más profundas y selectas.
Servicio diurno y nocturno a domicilio,
nocturno si la ocasión lo precisa
y la necesidad es un imperativo absoluto.
Servicio a domicilio una vez más,
como en los buenos y afortunados tiempos:
no sólo en las horas más o menos agonizantes de oficina.




Vivir en la misteriosa casa
Me gustaría vivir para siempre en la misteriosa casa de Big Brother, ahí donde el misterio brilla por su ausencia, como tal vez hubiera dicho Demócrito, y toda cosa existe por el vacío que la rodea. En la casa de Adela Micha no hay temor, ni angustia, ni aquel vaticino fúnebre, aunque la confesión de uno puede humillar a todos, como ocurre desde que el sol descubrió su perfil de criatura lunátiuca en este mundo.


Confieso que Dámela Micha no me seduce tanto por su silueta de ángel subterráneo, como por su temblorosa nariz de pájaro carpintero: menos oval que longilínea. Digámoslo con música del Caribe: "La piel de Adela es piel canela". "Toda la piel de Adela es un pergamino donde aún es posible dibujar la caligrafía más embrujante y más perfecta".


Órale pinche buey, aliteraos los unos sobre las otras, mi pendejiux al sonoro rugir, cabrones y cabronas tan sutiles y juveniles. Digámoslo con música de vuelo muy suave: Chinga a tu madre forever. Aliteraos, acantinflaos y aliteraos una vez más las unas sobre los otros, como era en el principio, ahora y tal vez siempre.


No quiero que algún día me expulsen de la misteriosa casa de Big Brother. Es algo muy parecido, vuelan los ángeles en su éxtasis, muy parecido al vientre materno. Aquí me siento mejor que nadie, más buey y más feliz que nuca, más chido que jamás de los jamases, para decirlo con palabras de mi abuela Odilia.


Me gustaría vivir para siempre en la misteriosa casa de Big Brother, ahí donde el misterio brilla por su ausencia, como tal vez hubiera dicho Demócrito, y toda cosa existente por el vacío que la rodea.


No me abandones, Adela del Perpetuo Socorro, Dámela Micha, no me abandones y agítame sin pudor los sesos, como en la época de Nerón, de Octavia, de Británico y de Popea. No olvides que todavía soy un huérfano: sonríe una vez más, mírame a los ojos, dame la belleza clásica de tu nariz, no te duermas, te lo suplico, yo soy el éxtasis, no te duermas y ven a mis brazos para siempre.




Pido perdón
¿Sólo nos queda el camino de la eutanasia espiritual? Pido perdón nuevamente: a diestro, casi todo se nubla, y siniestro, casi todo se alumbra. Me arrepiento de todo una vez más, desde aquellos días y aquellas noches del Génesis, pero no me declaro culpable.



Imagen: Foto de Ivan Corsa a una obra de arte callejero de Shepard Fairey, tomada de aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario