martes, 18 de mayo de 2010

"Oye, lento arrastrar nuestros tobillos"

Cuando escribí este poema, hace al menos diez años, tenía perspectivas y prácticas tan distintas respecto de ahora, a tal grado que en mucho de aquel tiempo me cuesta reconocer a quien escribe ahora. Pero de eso se trata releerse.


Mira, el reloj se afana doce en doce,
por evangelizar bifronte esa mirada
que viaja del dolor hacia el cristal
y entra a nosotros haz de parsimonia

Oye, lento arrastrar nuestros tobillos,
grillete de pasado, herida abierta,
se escucha ya esa flor en nuestro abismo
y flor en porvenir nos es devuelta

Palpa mi paloma de maldad conversa,
cuervo que noche que a noche resucita
para posarse en tímidos milagros
como danza lunar en tu sonrisa

Me sabe a viento a luz en un estuche
al vino… de las despedidas
me sabe y sabe que este gusto oscuro
es eco de sirena equivocada

Aroma que conspira a cada instante,
yerra en errar herrado entre tu hiedra:
te doy una vez más mi humilde bienvenida,
contigo andar a cuestas un rato a la faena

RSR (D.R.)

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