Cuando escribí este poema, hace al menos diez años, tenía perspectivas y prácticas tan distintas respecto de ahora, a tal grado que en mucho de aquel tiempo me cuesta reconocer a quien escribe ahora. Pero de eso se trata releerse.
Mira, el reloj se afana doce en doce,
por evangelizar bifronte esa mirada
que viaja del dolor hacia el cristal
y entra a nosotros haz de parsimonia
Oye, lento arrastrar nuestros tobillos,
grillete de pasado, herida abierta,
se escucha ya esa flor en nuestro abismo
y flor en porvenir nos es devuelta
Palpa mi paloma de maldad conversa,
cuervo que noche que a noche resucita
para posarse en tímidos milagros
como danza lunar en tu sonrisa
Me sabe a viento a luz en un estuche
al vino… de las despedidas
me sabe y sabe que este gusto oscuro
es eco de sirena equivocada
Aroma que conspira a cada instante,
yerra en errar herrado entre tu hiedra:
te doy una vez más mi humilde bienvenida,
contigo andar a cuestas un rato a la faena
RSR (D.R.)
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