No me conoció cuando aparté la máscara de mi rostro
Salvador Novo
Esta mañana te sorprendo con el rostro tan desnudo que temblamos
Gilberto Owen.
Gilberto Owen.
Introducción
Uno, el polígrafo que abandonó paulatinamente la poesía para privilegiar actividades lucrativas; otro, el de los proyectos interminables de los que sólo quedaron unos cientos de páginas, quien se propuso ser y fue un poeta hasta el final. Uno —Salvador Novo— el de la legendaria vida sexual; otro —Gilberto Owen—, el de la biografía erótica cifrada en oscuros poemas. Ambos, fueron quienes más influidos estuvieron por la lengua inglesa de su generación, en México; en uno y otro es fundamental la poética de la máscara… Tan sólo enunciar dicotomias y antinomias a que da lugar un contraste entre estos dos autores sería un ejercicio ilustrativo de la diversidad temática y de caracteres que confluyeron en lo que hoy conocemos como el grupo Contemporáneos, aunque las oposiciones nos hace correr el riesgo de lindar con el estereotipo y quedarse en la superficialidad; por otra parte, indagar en las relaciones menos evidentes entre los miembros de esa generación nos permite observar desde otras perspectivas su historia y valorar más ampliamente su importancia en la poesía mexicana.
El presente trabajo se centra en uno de los aspectos casi ausentes en la obra total de la generación y que sólo estos poetas —junto con Octavio G. Barreda en sus Poemas a la Virgen [1]—, de entre ellos cultivaron: la literatura erótica. Cierto es que Novo, con sus confesiones y sus poemas libertinos, fue generoso del tema, y que en Owen su importancia es menor y su presencia es, a menudo, velada. Por ello tomaremos como punto de partida Nuevo amor y Libro de Ruth por ser ambos poemas líricos de largo aliento y que se refieren a relaciones de un hombre maduro y su amante joven; en ambos prevalece la sensación de estar envejeciendo, por lo que el efebo o la nínfula a quien cantan representan un alivio fugaz, sangre fresca que sacia la sed por un tiempo y luego deviene recuerdo; la confesionalidad de ambos autores busca perpetuarse en poemas que, a su vez, prolonguen la vida del vampiro, al menos en el nombre y la máscara.
Eros y muerte
Soren Kierkegaard, por entonces estudiante de Teología, tras enamorar a la adolescente Regina y comprometerse con ella en matrimonio, él bastante mayor que ella, al cabo provoca el rompimiento, referencia vivencial implícita en las reflexiones del Diario de un seductor, sin duda conocida por los poetas objeto de nuestro estudio; a diferencia del danés, en los poemas de ambos contemporáneos, la evocación y el diálogo con el ser amado no entraña una decisión trascendente, sino que asume la fugacidad del objeto de su amor en carne y hueso y de su larga pervivencia en su memoria: imaginarse a Novo en abstinencia de un "…fruto perfecto y delicioso" [II] por un motivo estético parece inverosímil; ni Owen con sus furibundas cartas de amor no correspondido a Clementina Otero y que habla de la cicatriz en su rostro de "oraciones hipócritas y lujurias bilingües" [III] contempla el alejamiento ético del ser deseado; en lo que coinciden con el filósofo es en tematizar la ausencia del ser amado, quien con su juventud alimenta el espíritu del viejo amante, pero acentúa en él la sensación de acercarse cada vez más a la muerte. Escribe Novo:
Aun ahora al escribir, estoy haciendo una cosa diferente.
Me dije: tengo que escribir un hondo poema
Y he de expresar en él todo el dolor que sufro
Ante la evidencia de que envejezco.
Me dije: tengo que escribir un hondo poema
Y he de expresar en él todo el dolor que sufro
Ante la evidencia de que envejezco.
(Poesía, p. 101)
El contexto de estos versos en la publicación resulta significativo: "Poema interrumpido" aparece después de los seis poemas líricos de abandono iniciales y los fragmentos que componen "Glosa incompleta en tres tiempos sobre un tema de amor", donde el amor no está encarnado propiamente en una persona; a su vez, dos poemas de soledad y de conciencia del pecado abren y cierran el poemario. Así, el diálogo en que el poeta se propone "escribir un hondo poema" tiene una carga metaliteraria que nos muestra la ironía general que permea toda la obra del autor: la burla hacia el envejecimiento se enumera en una "falsa sonrisa", un "cuerpo torpe y sin gracia" y "ojos que aprisionan unos cristales", sin contar con las metáforas de tipo moral que serán tan importantes tanto en el primero fragmento como en "Elegía", el soberbio poema con que cierra Nuevo amor [IV]. La burla hacia su propio físico y la crítica al estado de su alma, visible en la fotografía que de sí mismo construye con guijarros confesionales, reconfigura la máscara del amante devoto de los poemas previos [V] y la dota con la mueca propia de la ranciedumbre desencantada que, no obstante, alguna vez fue "madurada al sol de tus dieciocho años" [VI] contraste que le hace contemplarse a sí mismo en la memoria y lo contrasta con el objeto de su amor: "forjado en mis recuerdos, reflejo de mí mismo".[VII]
Por su parte, en "Celos y muerte de Booz", Owen equipara el desamor con la noche y con la muerte.
Ya me hundo en un te amé que quiso ser te amo,
Donde se desenrolla un caracol atónito al descubrir el fondo salobre de sus ecos,
Y los confesionarios desenredan mis arrepentimientos mentirosos.
Ya me voy con mi muerte de música a otra parte.
Ya no me vivo en ti. Mi noche es alta y mía.
Donde se desenrolla un caracol atónito al descubrir el fondo salobre de sus ecos,
Y los confesionarios desenredan mis arrepentimientos mentirosos.
Ya me voy con mi muerte de música a otra parte.
Ya no me vivo en ti. Mi noche es alta y mía.
(Obras, p. 105)
Por su posición final en Perseo vencido, Libro de Ruth se percibe en principio como un colofón lírico, luego de la enrevesada narrativa simbólica de Madrigal por Medusa, Sindbad el varado y Tres versiones superfluas; mas no por su lirismo deja el recurso de biografizar el mito y mitificar la biografía,[VIII] ni de subvertir leyendas bíblicas,[IX] como en este caso, donde transforma aquella que simboliza lo sagrado de la unión conyugal en una sucesión de fases eróticas —el deseo, el encuentro, la declaración de amor, la contemplación postcoital y la separación— con más sabor a vehemencia de amante furtivo que del esposo recompensado que devendrá, cono en la Biblia, en bisabuelo de David. En Owen, la separación es la muerte, porque es Ruth quien lo mantiene vivo; el poeta se sabe envejecido y sin fuerza sexual: ella está con otro, él se retira dignamente y muere. La amargura predominante en los poemas previos del Perseo vencido que, en mayor o menor grado, hacen una autocrítica de lo que se ha escrito y de lo que se ha vivido; en este sentido, la dignidad del amante que se hace a un lado y entra en la noche,[X] en la muerte de la separación del Libro de Ruth refuta el tono pesimista de los poemas previos. El erotismo en la madurez, pese a la soledad posterior y el peso en la conciencia, será lo que provea las últimas oportunidades de sentirse verdaderamente vivo; así entendido, el estoicismo del poema refuta la quejumbre del Sindbad.
En este planteamiento de los contrastes entre los dos poetas, sobresalen tanto la certeza de la muerte, como la conciencia de la transgresión; en ese sentido, en ambos poemas se manifiesta una angustia religiosa, como la define Georges Bataille:
La experiencia interior del erotismo requiere de quien la realiza una sensibilidad no menor a la angustia que funda lo prohibido, que al deseo que lleva a infringir la prohibición. Esta es la sensibilidad religiosa, que vincula siempre estrechamente el deseo con el pavor, el placer intenso con la angustia.
(El erotismo, p. 43)
Cuando Novo contrasta su natural degradación con la plétora de su amante de dieciocho años, y Owen hace de una alegoría del matrimonio sagrado una aventura furtiva, muestran de forma lírica el placer de manchar la belleza: "…cuyo logro es un rechazo de la animalidad, es apasionadamente deseada, es que en ella la posesión introduce la mancha de lo animal. Es deseada para ensuciarla".[XI] Esa violencia subyacente también es la que acerca el eros al tánatos en ambos poemas y también la que les provee de vehemencia:
La asociación de la violencia de la muerte con la violencia sexual tiene ese doble sentido. De un lado, la convulsión de la carne es tanto más precipitada cuanto más próxima está del desfallecimiento; y, de otro lado, el desfallecimiento, con la condición de que deje tiempo para ello, favorece la voluptuosidad. La angustia mortal no inclina necesariamente a la voluptuosidad, pero la voluptuosidad, en la angustia mortal, es más profunda.
(Bataille. Ibid, p. 111)
Ante la certeza de la muerte, las voces poéticas de Novo y Owen, en estas obras, prefirieron al existencialismo cristiano de Kierkegaard mejor ceder al vivencialismo del Gide de Les nourritures terrestres. Ambos poemas son testimonios de la brevedad orgásmica que libera de la individualidad y rompe brevemente la discontinuidad, antes de volver al solitario anhelo de lo perdido y a la conciencia del envilecimiento, tal como escribe Novo:
Los que tenemos unas manos que no nos pertenecen,
grotescas para la caricia, inútiles para el taller o la azada,
largas y fláccidas como una flor privada de simiente
o como un reptil que entrega su veneno
porque no tiene nada más que ofrecer.
grotescas para la caricia, inútiles para el taller o la azada,
largas y fláccidas como una flor privada de simiente
o como un reptil que entrega su veneno
porque no tiene nada más que ofrecer.
(Poesía, p. 104)
Para Owen, en cambio, su vampirismo representa un arma de seducción:
Y es nacer a la muerte que acecha en los festines de un octubre sin fin y sin castigo,
Una muerte que desde mí te acecha en las ciudades y en las horas y en los aviones de cien pasajeros.
Fausto que te persigue desde el episodio fatal de la siega en mis manos nudosas y tiernas de asesino.
(…)
Huye de mí, que soy elvientoeldiablo que te arrastra.
Una muerte que desde mí te acecha en las ciudades y en las horas y en los aviones de cien pasajeros.
Fausto que te persigue desde el episodio fatal de la siega en mis manos nudosas y tiernas de asesino.
(…)
Huye de mí, que soy elvientoeldiablo que te arrastra.
(Obras, p. 102)
Una confesionalidad que no pide expiación subyace a ambos poemas; sin absolverse y sin inculparse, espoleados ambos por la conciencia de la muerte inevitable y de que no hay alma que vender a estas alturas de sus vidas, si bien la voz poética de Libro de Ruth es de un Fausto cuya juventud le dura lo que su fugaz amante, mientras Novo parece convencido de que no hay Fausto que valga y que sólo le queda burlarse de sí mismo, recurrencia de buena parte de su obra, como el siguiente soneto licencioso:
Y hazme por fin la consabida cosa
mientras un Santa Claus de utilería
cava un invierno más en nuestra fosa.
mientras un Santa Claus de utilería
cava un invierno más en nuestra fosa.
(XVI, La estatua de sal, p. 138) [XII]
Resulta curioso que estos poemas eróticos de ambos autores se hayan dado en circunstancias vitales tan distintas, sobre todo si tomamos en cuenta que ambos poetas nacieron en el mismo año; Nuevo amor fue publicado en 1933, mientras que Libro de Ruth fue escrito entre 1942 y 1943 y publicado en 1946, diez años más tarde que la obra de Novo.[XIII] Es decir, l'enfant terrible lindaba por los treinta años cuando se describía como parte de quienes "vestimos cuerpos como trajes envejecidos" y "ruedan los siglos sobre nuestros ojos" en un canto de cisne en cuanto a la literatura erótica (aunque no del erotismo propiamente). El autor se expresa así de los poemas en cuestión:
En tanto que en los XX poemas no aparecen composiciones amorosas, ya que todas son extrovertidas y cerebrales, en Nuevo amor surge desbordada la pasión y los sentimientos alcanzan la madurez. Entraña el acorde (que no el acuerdo) de la vida con su expresión artística. Estos poemas son la experiencia fresca, mediata, directa de lo que están expresando: no son reconstrucciones de estados de ánimo ni de vivencias. Para mí, eso es importante. Cuando ya no valía la pena ejercitar este tema tal como aquí lo practiqué (me volví viejo y horroroso), abandoné la poesía amorosa. [XIV]
Owen, por su parte, lindaba los cuarenta años al escribir Libro de Ruth, ya se había casado y tenido hijos en Colombia; su estado de salud debió ya por entonces ser precario y llevaba años configurando los textos del que esperaba fuera su libro legado. Mientras Novo viviría hasta 1974, Owen falleció fuera de su patria en 1952. Ciertamente, la sensación de haber nacido anciano es una constante para casi todos los poetas de Contemporáneos; pero en estos dos autores la actitud ante ello resulta paradójica:[XV] si Novo a los veintitrés se sentía viejo,[XVI] el Owen de cuarenta años, a seis de morir, hace joven a su voz poética frente a la experiencia erótica; mientras Novo abandona la poesía amorosa al perder el ardor juvenil, Owen culmina su obra con un poema erótico.
Me has untado de fósforo los brazos:
no los tienen más fuertes los mancebos.
Flores palúdicas en los estanques
de mis ojos. El trópico en los huesos.
no los tienen más fuertes los mancebos.
Flores palúdicas en los estanques
de mis ojos. El trópico en los huesos.
Tras la exaltación del erotismo de los cuerpos, el poeta sabe que la contraparte es la muerte:
Si cerrara los ojos, despertándome
me encontraría, como siempre, muerto.[XVII]
me encontraría, como siempre, muerto.[XVII]
Para mejor comprender lo anterior es justo considerar que, mientras Novo a los quince años ya era una figura legendaria en la noche de la capital, Gilberto Owen para entonces daba sus primeros pasos como escritor en Toluca en un ambiente que combinaba en anticlericalismo con las lecturas teológicas. Como dice el dicho popular, no es un asunto de modelo, sino de kilometraje.
A manera de conclusión
Alguno de los temas que dejamos en el tintero, pero que vale la pena apuntar, es la conciencia de ambos poetas sobre el amor estéril: en Novo este concepto se repite constantemente y se refiere precisamente a la transgresión homosexual, mientras que Owen, como ya apuntamos, subvierte el intertexto bíblico sin aludir a ningún tipo de progenie.
Otra coincidencia entre estos dos autores, pero que se extiende a muchos otros miembros de la generación Contemporáneos, es la ausencia del padre —en el caso de Owen— o bien el estar esta figura relegada tras el de la madre dominante, como en el caso de Novo; en ambos contribuyó a la orfandad los azares del México salvaje de los últimos años del Porfirismo y la insurrección armada de 1910. Este aspecto puede dar una perspectiva, sin caer en un psicologismo ramplón, de la búsqueda estética alejada del folclorismo de balazo y tequila, como la practicaron todos los miembros de esa "constelación de soledades".[XVIII]
Derivado de lo anterior, y extendiendo la comparación a sus obras completas, también fueron Novo y Owen dos de los poetas que más buscaron la experimentación vanguardista, si bien Owen más cercano al surrealismo, mientras que Novo más influido por la conversacionalidad de la poesía norteamericana y el estridentismo.[XIX] Podría también estudiarse a ambos a partir de la influencia velardeana o de la de T. S. Eliot. Para los dos la relación con Xavier Villaurrutia fue fundamental en lo artístico y profunda en cariño y respeto; tanto uno como el otro usaron la literatura como máscara, a veces, y como una prueba de su desnudez como seres humanos, en otras.
Los binomios comparativos a que da lugar una indagación entre dos escritores, en muchos sentidos antitéticos, como hemos visto en este trabajo, nos llevan a resaltar contrastes, mismos que terminan por darle mayor significación a las coincidencias, más aún cuando se trata de una singularidad, como es el caso de los dos poemas eróticos de largo aliento que produjeron los Contemporáneos: Nuevo amor y Libro de Ruth. Si oponiendo el pragmatismo y la crueldad de uno al idealismo a ultranza y la afabilidad del otro se llegan a colocar en las antípodas de esa generación de poetas y críticos, sus poemas eróticos los hermanan.
Otra coincidencia es que ambos son de los autores cuyas vidas se vuelven legendarias y, en parte por ello, suele dársele a sus obras una interpretación biografista automática, lo que si bien ilustra ciertos aspectos de su obra, también se vuelve un prejuicio crítico que inhibe la crítica literaria desde otras perspectivas. Por ello, acercarse a la poesía de los Contemporáneos, pese a ser de las generaciones poéticas más influyentes en la literatura mexicana, es tarea que aún está por completarse, en cuanto a tener visiones más incluyentes y amplias que trasciendan las relaciones menos obvias.
Notas
1. En: Schneider. Otros contemporáneos, pp. 1-15
2. Novo. Poesía, p. 94
3. Owen, Obras, p. 83
4. Así lo fundamenta Roster en: Salvador Novo 1904-1974: un estudio de la ironía en su poesía, pp. 1-67.
5. Sobre la máscara en Novo, ver: Lauro Zavala, "Salvador Novo: la retórica de su imagen" en Multiplicación de los Contemporáneos…, pp. 131-148.
6. Poesía, p. 94.
7. Ibid, p. 95.
8. Según el concepto de Tomás Segovia. Cuatro ensayos sobre Gilberto Owen, p. 59-85.
9. Basta ejemplificar con las referencias a Job en el Sindbad, y el poema "El hermano del Hijo Pródigo". Ibid, p. 51.
10. Novo también usa el tropo de la noche: "Vuelva la noche a mí, muda y eterna", Obras,
p. 97.
p. 97.
11. Bataille, ibid, p. 150.
12. "Ante tal vacío, convencido de no ser ya un gran amante ni un gran poeta, se dedicó a burlarse del amor y de la poesía". González Mateos, "Novo amor: una sátira" en Multiplicación de los Contemporáneos…, pp. 149-165.
13. Quirarte, Invitación a Gilberto Owen, pp. 119-132.
14. Carballo, Protagonistas de la literatura mexicana, p. 317.
15. La excepción sería Bernardo Ortiz de Montellano: "Parece ser el único de los Contemporáneos que asume no haber nacido adulto". Lourdes Franco en: Ortiz de Montellano, Obra poética, p. 23.
16. Ver: Carballo, Protagonistas de la literatura mexicana, p. 323.
17. Obras, pp. 102-103.
18. Un ejemplo de ese prurito lo obtenemos al comparar los dos textos de Novo y Owen que pueden considerarse dentro de la prosa de intensidades o novela lírica: respectivamente, Return ticket y Novela como nube, escritos con una enorme carga del ánima. Juan Coronado, "Prólogo" en La novela lírica de los Contemporáneos, pp. 9-37.
19. Ver: Escalante. Elevación y caída del estridentismo, pp. 41-62.
Bibliografía
Bataille, Georges. El erotismo. México: Tusquets, 2003 (Ensayo), 296 pp.
Carballo, Emmanuel. Protagonistas de la literatura mexicana. México: SEP-Ediciones el hermitaño, 1986, pp. 302-337.
Coronado, Juan (ed.). La novela lírica de los Contemporáneos. México: UNAM, 1988 (Biblioteca de letras), 326 pp.
Escalante, Evodio. Elevación y caída del estridentismo. México: Conaculta-Ediciones sin nombre, 2002, 124 pp.
Fernández, Sergio (ed.). Multipicación de los Contemporáneos. México: UNAM, 1988 (Biblioteca de letras), pp. 131-164.
Franco, Lourdes (ed.). Obra poética. Bernardo Ortiz de Montellano. México: UNAM, 2005 (Ediciones especiales, 37), pp. 5-36.
Novo, Salvador. Poesía. México: Fondo de Cultura Económica, 2004 (Letras Mexicanas), 205 pp.
_____________. La estatua de sal. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2002 (Memorias mexicanas), 152 pp.
Owen, Gilberto. Obras. México: Fondo de Cultura Económica, 1979, 2ª edición aumentada (Letras Mexicanas), 319 pp.
Quirarte, Vicente. Invitación a Gilberto Owen. México: UNAM-DGE-Equilibrista, 2007, 160 pp.
Roster, Peter J. Salvador Novo 1904-1974: un estudio de la ironía en su poesía (spanish text). New Jersey: Tesis para optar por el Ph. D. en la Universidad de Rutgers, 1974, 235 pp.
Segovia, Tomás. Cuatro ensayos sobre Gilberto Owen. México: Fondo de Cultura Económica-Difocur, 2001 (Letras mexicanas), 104 pp.
Schneider, Luis Mario. Otros contemporáneos. México: UNAM, 1995.
D.R (RSR)
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