domingo, 6 de junio de 2010

Collage 2



Nota: Continúo lo que espero sea una serie de textos, cuya materia prima sean algunos de mis tweets, hilvanados apenas por requerimientos de sintaxis y alguna corrección al vuelo. (Aquí Collage 1)

Volverla a ver, era su insomnio. Su aspada sonrisa, artilugio de guerra. Los insomnios que construyeron juntos se vinieron abajo, como aquel insomnio de conocer el mar. Aleados en dos mares de oleajes contrapuestos, dos mares hechos gotas, hogueras, hechos higos de jugos reventados (obsesión cromática de gotas: el higo, tú, la hoguera), apagones de visión y gong de dentro: el vértigo de mirar abajo, el adelanto del salto postrero. Mejor fue a los callejones donde ningún chiste puede pasar sin ser exprimido tumultuariamente.
Quería percutir palabras, escandir los golpes de tambor, andar su cuerpo ‑ gacela de botella en mano, sonrisa de arma cargada‑ a todo nudo y en lenguas marinas deliraba “Manda el rumbo y yo dicto en la bitácora: ‘Escrótame los crótalos aunque te dé escorbuto, ándale. Láteme las matas, Áxiame tu abrila, mójame tu mecho: trábate, macera, chasca. Crepitemos. Válvame el ostión, Coscolina.’”
Pero sólo dijo a la extraña: “Venimos de la misma pesadilla, te reconocí por el acento. Intuyo opios voraces en tu centro.”
La vio dormir pensado: “El día en que tu jugosa granada se convierta en erizo de mar conoceré tu verdadero nombre. No importa la amarga certeza de que tu dulzura me terminará agriando si intuyo tu a solas: rounds de sombras.”


RSR (D.R.)

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